La gamificación en el sistema educativo ha emergido como una estrategia poderosa para transformar el aprendizaje, especialmente en el ámbito universitario. Esta metodología utiliza elementos típicos de los juegos, como puntos, insignias, niveles y desafíos, para hacer que el proceso educativo sea más dinámico y atractivo. Entre los beneficios de la gamificación se destacan el aumento de la motivación de los estudiantes, ya que estos se sienten más comprometidos y activos en su aprendizaje. Al convertir las tareas en experiencias interactivas, se fomenta un ambiente de participación, donde los alumnos consumen información y, además, las aplican y discuten, enriqueciendo su comprensión de los contenidos (Ojeda-Lara & Zaldívar-Acosta, 2024).